por Emilia Macchi
Este libro no es un manual. O quizás lo es, si uno se sacude esa idea preconcebida del folleto que viene con la lavadora y piensa en lo opuesto. Quizás este manual sirva, justamente, para desarmar una lavadora. Con estas ironías juega constantemente la poeta y ensayista estadounidense Anne Boyer, ganadora del premio Pulitzer por su libro "The Undying", que fue recientemente editada y traducida por la editorial nacional Roneo.
Los capítulos de "Manual para un destino desencantado" transitan entre el diario de vida, la poesía, y el ensayo. Aunque a ratos caótico, es justamente esa característica la que mantiene enganchado al lector. Es como abrir el cajón del velador ajeno para encontrarse con las intimidades y contradicciones de alguien más; Boyer deja, por sobre todo, una lista adictiva de referencias musicales, literarias y artísticas, ideales para ir a consultar con google apenas uno termina un capítulo.
Tomando en cuenta otros títulos de la editorial, como "Travesías" de la chilena Ana Pizarro, a Roneo le motiva mostrar estudios estéticos que sean todo-terreno. Esto significa no sólo analizar los círculos académicos de la poesía y el arte de la performance, si no también la cultura popular del presente. Mientras Ana Pizarro reflexiona sobre las divas de la televisión latina, Anne Boyer dedica una buena parte de su libro a la cultura musical norteamericana. Va desde Bo Diddly y Willie Nelson hasta Mary J. Blige, Kid Rock y Missy Elliott, los describe de forma entrañable y da a entender que son ellos quiénes concretan el sentimiento de los sectores marginados del país, con un ritmo fresco y tan novedoso, que le parece insólito al status quo. Es por estas páginas que deja esta importante declaración:
“Lo nuevo no puede ser melódico, pues la melodía requiere repetición”.
Quisiera aclarar que el lector no tiene por qué conocer estos músicos a priori. Es más, encontrarse por primera vez con ellos en este "cajón de velador" hace la lectura mucho más emocionante.
Sin embargo, probablemente la parte más impactante del libro es su reflexión en torno a la enfermedad y el trabajo creativo, dado que Anne Boyer sufre de un cáncer de mama que casi acaba con su vida. En esta fase recurre a otro grupo de referentes: mujeres que enfrentaron el cáncer de mama mientras continuaron su vocación artística y activismo político, como la poeta Pat Parker y la fotógrafa Jo Spence. No solo aquí, si no a lo largo de todo el libro se cruzan las siguientes preguntas: ¿por qué crear en un mundo donde la gente pasa hambre? ¿quién se enriquece con mi padecimiento (y con mi tratamiento)? ¿cómo crear algo sublime, si debo ir a quimioterapia y seguir trabajando durante la tarde? El capítulo "Por favor espere, las puertas se están cerrando" es particularmente certero; con la agilidad de la crónica o el diario de vida, Boyer muestra lo obsceno que se ve la instalación de un reconocido artista visual cuando ella solo puede pensar en su propio padecimiento. "¿Cuál veneno debería elegir?" cita la autora, mientras entrega un análisis sobre la desigualdad social, pero con un humor negro admirable.
Extrañamente esperanzador, "Manual para un destino desencantado" trata sobre abrazar la imperfección y el desorden. El estilo del libro, obedeciendo a su registro más poético y plástico, se excede en la repetición de palabras — incluso dos capítulos tienen el mismo título, como si la autora nos dijera: "¡Qué importa! Todos nos estamos descomponiendo, lo importante es expresarse. Saca todo lo que tengas en el cajón del velador, no más, ya veremos como se ordena."