Consumo Me Consume
Consumo Me Consume
Tomas Moulian
Moulian tiene una clara vocacion de aguafiestas en un pais que, sin embargo, no destila gota alguna de alegria, satisfecho de vivir el tango de una existencia discreta y, lo que resulta peor, aburrida. Somos hijos del bostezo.
La fiesta chilena que desmitifica Moulian, a la cual no todos estan invitados, constituye en rigor el espectaculo de una sociedad tercermundista, atrasada a pesar de sus presunciones zoologicas, que se consume a si misma a traves del deseo de tener. No recuerdo si Marcuse, en sus pesimistas hipotesis de los años sesenta, incluia la situacion de los paises perifericos. En cualquier caso, hoy Moulian da cuenta de ese estado de cosas respecto a Chile, subrayando como simbolo la presencia del mall, santuario mayestatico del consumo, que hace a ricos y pobres, como en las hermosas peliculas, una familia bienvenida.
Lamentablemente, el pais es otro. Es quizas el pais sin nombre que señalaba la Mistral, escondido en cada uno, donde perseveran de la dictadura, al igual que una herida en el alma, las contradicciones de una realidad enferma, no obstante que, como dicen los entendidos del neoliberalismo, unos profesores y otros vergonzantes, la fiesta promete seguir siendo buena, hoy, mañana y pasado en sesion continua. Dulce patria recibe los votos.