Flecha envenenada. La
Flecha envenenada. La
Laurence Maxwell
Trasgredir el límite de lo “normal” es el desafío en estos relatos, y construir, a través de la literatura, nuevos mundos, que se montan sobre la experiencia de lo que tenemos a la mano, abriendo un portal hacia lo maravilloso u ominoso.
El contacto con estas narraciones debería convertirse en un viaje, en que se vayan descomponiendo las certezas del lector, arrastrándolo, inevitablemente, junto con los personajes, hacia un final trágico en que esos dos mundos colisionan. Según nos dice el autor:
“Este libro se abre con un epígrafe de Horacio Quiroga: “El cuento es, para el fin que le es intrínseco, una flecha que, cuidadosamente apuntada, parte del arco para ir a dar directamente en el blanco.” En términos “técnicos” esa definición es precisa, y trato de ajustarme a ella; sin embargo, también procuro que cada una de esas flechas contenga una dosis suficiente de veneno. Un veneno que logre poner en tela de juicio las certezas del lector, que le abra las puertas a aquello desconocido, con lo que convivimos a diario intentando no verlo, porque es aterrador. Me gusta pensar el cuento como una unidad, como universo cerrado, o un lapso de tiempo, que sigue aconteciendo en su materialidad, como una máquina que queda andando sola en algún lugar recóndito del inconsciente.”