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Juez Y Democracia

Juez Y Democracia

Antoine Garapon

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La justicia no puede solucionar todos los problemas y decir a la vez la verdad cienti­fica, historica, definir el bien poli­tico y hacerse cargo de la salvacion de las personas. No puede hacerlo, y no debe, a riesgo de hacernos caer a todos en un infierno procedimental frustrante, esteril y destructor que nadie puede desear. La justicia nunca nos desembarazara de la confusion de la poli­tica, pero anima a inventar una nueva cultura poli­tica. Ha pasado a mejor vida nuestra vieja cultura republicana, que gustaba de promulgar leyes, pero no de respetarlas y que ordenaba la practica de sus instituciones sobre la hipotesis de un orden judicial debil y sometido. He aqui­ que los jueces, estimulados por un poderoso consenso, pretenden aplicar todas las leyes y ejercer plenamente su funcion. Toman al legislador al pie de la letra y quieren hacer que corresponda su papel real con su papel pregonado. Esta revolucion cultural esta en marcha, y quiza no nos damos cuenta de ello, como tantas veces, hasta el momento en que esta parcialmente consumada. Las instituciones francesas estan en medio del vado, y los vicios de nuestro sistema, mas que proteger al Estado, aceleran mas este giro judicial de la democracia. La salvacion vendra de nuestra capacidad para favorecer la claridad de los procedimientos, para encontrar la certeza de la norma y para estimular la responsabilidad de los actores. Ante la incertidumbre de la norma, la poli­tica ha de empeñarse en hacer que se correspondan mejor las denominaciones, las misiones y los estatutos para acabar con la hipocresi­a actual. Esta perjudica solamente a las instituciones poli­ticas: Causa un perjuicio al lenguaje mismo, es decir a la institucion de las instituciones.

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