Lluvia
Lluvia
Victoria De Stefano
La lluvia que interrumpe el trabajo de Clarice (alter ego de Victoria de Stefano y no disimulado homenaje a Clarice Lispector y a la Clarice Daloway de Virginia Woolf) contagia a la escritora de su melancolia, la arrastra inevitablemente a la ventana, donde su reflejo se funde al de las gotas de agua, y le trae la imprevista visita de Jose, el jardinero. Es el afuera y el adentro que se acercan. En el lento transcurrir de esa mañana de lluvia, el encuentro entre Jose y Clarice se desarrolla como contrapunto entre el mundo interior -con sus diversos climax de deseos y memorias compartidas- y el afuera, marcado por el mal tiempo. Los dialogos, las acciones y las reflexiones sobre el individuo y su entorno se suceden como si la realidad misma se deslizara desde la mirada de la escritora hacia la complice y confidente del lector.
Este relato minimo, pero de una intensidad conmovedora y deslumbrante, termina con la salida del sol y la partida de Jose. Y entonces comienza el diario de Clarice: haz y enves de la novela que ha decidido escribir.