Mujeres
Mujeres
Charles Bukowski
«Hay en mi algo descontrolado, pienso demasiado en el sexo. Cuando veo a una mujer la imagino siempre en la cama conmigo. Es una manera interesante de matar el tiempo en los aeropuertos.» En Mujeres, una de las mas aclamadas novelas de Bukowski, su alter ego Henry Chinaski, el «viejo indecente», un perdedor nato, se encuentra a los cincuenta años con una creciente reputacion literaria, algun dinero en el banco y mujeres: montañas de mujeres. Se le ofrecen en los recitales de poesia, le escriben cartas procaces, le telefonean sin cesar. Y Chinaski las quiere todas, quiere desquitarse de sus largos años de forzadas abstinencias. Y, a la vez, este gigantesco maraton sexual es un proceso de aprendizaje, de conocimiento, en el que Bukowski no escatima sarcasticas observaciones sobre si mismo, y en el que en el machismo de textos anteriores queda seriamente erosionado. Todo ello unido a incontables borracheras: el alcohol en tanto que mecanismo que le permite seguir viviendo, a la par que le destruye. Bukowski parece sugerir que las alternativas es decir, una carrera mas respetable, literaria o la que fuere son aun mas deshumanizadas.
«Mujeres parece una historia sobre sexo y borracheras, cuando en realidad es un poema sobre el amor y el dolor» (Los Angeles Times).