SOBRE ABSTRACCIÓN Y ARTE MODERNO
SOBRE ABSTRACCIÓN Y ARTE MODERNO
Mario Carreño
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Mediante la recopilación de sus críticas de arte, escritos teóricos e intervenciones en foros, este libro revela una faceta poco conocida —aunque fundamental— de la trayectoria artística de Mario Carreño: su reflexión crítica en torno a la abstracción y el arte moderno, así como su activa participación en los debates estéticos de su tiempo. Desarrollada durante la década de 1950 y finales de 1960, tanto en Cuba como en Chile, la producción escrita de Carreño dista de constituir una meditación aislada; por el contrario, lo posiciona en un plano de definiciones clave sobre el arte moderno, la persistente incomprensión de su lenguaje y la emergencia del arte abstracto —en sus variantes geométrica y concreta— como un momento cúlmine y radical, al desarrollar un proceso artístico de depuración formal, liberación conceptual y abandono progresivo de la imitación naturalista.
Mario Carreño (La Habana, Cuba, 1913 – Santiago de Chile, 1999) Destacado pintor, ilustrador y dibujante, además de crítico de arte y profesor. Enseñó pintura en la New School for Social Research de Nueva York y fue uno de los fundadores de la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Chile en 1959. Su formación artística se inició en la Escuela Nacional de Bellas Artes de San Alejandro, en Cuba, y continuó en España y Francia, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la Écoles des Arts Appliqués y la Académie Julian, respectivamente. En su faceta de crítico y escritor sobre temas de arte, fundó en 1952 en La Habana —junto a los representantes cubanos del arte concreto, Sandú Darié y Luis Martínez Pedro— la revista Noticias de arte, y colaboró en diversas publicaciones de la Isla, como Carteles, Bohemia y Espacio; y en Chile, escribió para el diario El Mercurio. Su obra artística, reconocida internacionalmente, se encuentra en colecciones y museos de bellas artes en Cuba, Venezuela, Chile y Estados Unidos. En 1969 se le otorgó la nacionalidad chilena, tras una década de residencia en el país, y en 1982 recibió el Premio Nacional de Arte.
